Encontrados los destinos
no quedó más que volver a lo mismo;
pero se acaba el gozo,
no te he visto más
serán las prisas o mi demencia.
Cestos de papel
tramando recogerme
pliegos a mis pies
callando y no
callando y no.
Temporalmente
en un tridente
encajo mi corazón;
posteriormente,
lo guardo en un cajón.
Ahora que se encontraron los destinos
alguien los arrojó a un cesto de papel;
tu sonrisa es capaz de despertarme
y yo quiero levantarme
tus ojos capaces de devorarme
y yo quiero que me tragues.
Y tú no debes levantarme
y tú no debes de tragarme.
Separados los destinos
no queda más que volver a lo mismo.
1993.
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