7 de noviembre de 2010

Oasis


Mi madre era lo que yo llamo una Persona Oasis. Te podía haber ido de la fregada, te podías sentir de lo peor, pero su sola presencia te aliviaba la vida. Ella transmitía una paz infinita; no importaba si estábamos en completo silencio. Bastaba con la coexistencia espacio-tiempo para sentirme tranquilo, en calma, para sanarme de las vicisitudes del día, de la vida.

Tenía unas manos hermosas: gorditas, pachonas, suaves. Era alguien que tenía su propio tiempo para todo. Nunca le importó la prisa del mundo [ni la que tuviera uno :p], ella nunca se dejó presionar por eso, tan era así que entre nosotros hablábamos del Tiempo Lupita.

Amaba mirarla, haciendo cualquiera de las cosas que estuviera haciendo: durmiendo, comiendo, leyendo, viendo la tele... A veces me sorprendía y me preguntaba ¿Qué tanto me ves? Nunca se lo supe explicar. Creo que aún no podría hacerlo.

¿Sabes una cosa? Ahora que lo pienso tú también eres una Persona Oasis.

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