9 de noviembre de 2010

La Frontera [Artificial]


Cada que te miro no sólo es como contemplar un amanecer.
También es sentirlo dentro de mí.



Nostalgia, tenaz y decidida a hacernos reflexionar si hemos hecho "bien", si hemos hecho "mal". Se acaba el siglo ¿Mas eso significa que cambiarán las cosas? ¿Qué nos ha dejado esta historia? ¿Ganas de regresar? ¿Miedo de avanzar?

La frontera entre un siglo y otro, entre los meses, los días y las semanas, tan artificial como la de los países. El humano un ser lleno de contradicciones, dudas y temores. Hoy un movimiento tan estático: millones que atestan las calles, avanzando en todas direcciones, no necesariamente yendo a algún lugar. La más avanzada tecnología y la más brutal pobreza. No sé si Zapata vive o sólo se burlan de él. Un amigo muerto por unos cuantos pesos. Gente matando gente, "En el lodo las dos sangres son iguales".

Viví el final de la Guerra Fría, el terror nuclear, el temblor del 85, la Tormenta del Desierto que arruinó mis ojos, la muerte del falso mártir que salvaría a la nación, la crisis del 94. Escuché testimonios del 68, las guerras mundiales, Vietnam y el Apartheid. Percibo la miseria de las comunidades indígenas y vivo la impotencia de las autoridades que en realidad no saben cómo hacerlo. Me destroza mi Madre Tierra que se marchita y empaña un poco más cada día. Vi a mi familia alejarse y acercarse, recomponerse. Me he visto cometer cien mil errores [muchos de ellos contigo] y uno que otro acierto. Te he visto muy lejos, lo que sirvió para darme realmente cuenta de lo que te quiero y necesito. Hace unos cuantos años que me ahogué en mis dudas, en mi dolor, en una gran depresión por la que casi me arranco la vida. Hace poco estuve a punto de convencerme de que es inútil amar.

Y hoy que el contador está en 99, es a tus ojos quienes debo el seguir aquí, quienes me hacen recordar que, a lo largo de mi vida, eres tú lo único que me ha salvado, aún antes de conocerte. Hoy quisiera que esta frontera entre un siglo y otro no fuera artificial, para que así, al atravezarla, al regresar el contador a cero, nos diéramos igualmente una oportunidad para empezar de nuevo.

Hoy cierro los ojos, y en silencio grito tu nombre:

Esperanza.


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A excepción de las cursivas iniciales y finales que son de ayer por la noche, lo anterior fue escrito en 1999 para alguien que desde entonces hasta hoy día amo mucho; lo descubrí por casualidad, mientras revoloteaba papeles. Lo retomo porque en lo esencial sigue diciendo muchas cosas que siento actualmente, porque si bien una de las dos ausencias que tanto me pesan en este momento es irremediable, la otra no lo es, o al menos tengo la esperanza de que no lo sea.

Así los días.


De entre todo lo que quiero decirte sólo existe algo concreto: "Te Amo". Todo lo demás es un flujo continuo.

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