17 de febrero de 2007

LA TORMENTA.

Está tan lejos
y tal vez por eso es
que parece no pasa nada.

Tal vez no vivirá nada
reluciente estará la cortina
a las palabras; lo deforme de las horas
agonía en arena rota.

Está tan lejos
y por eso es que no lo creo
parece que no pasa nada.

Ellos vienen en picada
no quieren dejar nada
bajar, bajar, bajar
acabar, acabar, acabar.

Agonía en la arena rota
algo atraviesa la obscuridad
lo deforme de las horas
tras un impacto, perdida la mirada,
obscuridad, obscuridad
obscuridad...

1993.


La Tormenta hace alusión a aquella incursión militar estadounidense en Medio Oriente llamada "Tormenta del Desierto". Por aquellos años participé en una manifestación frente a la Embajada Gringa. No arrojamos nada, no agredimos a nadie, sólo estábamos ahí, pidiendo PAZ.

Recuerdo que aquel era un ambiente de tensión. Tengo muy grabadas un par de imágenes de aquel día. La primera es de un joven, alguien que en aquel entonces podría tener la edad que yo tengo hoy, con su radio portátil (estábamos muy lejos de los actuales mini reproductores) pegada al oído, con un semblante lleno de angustia y tensión, clavado en las noticias respecto a la incursión militar.

La segunda corresponde a otro muchacho, vestido de blanco, que permanecía totalmente inmóvil mientras dirigía una "V" de la victoria hacía la Embajada y tenía frente a él un conjunto de veladoras.

Los más grandes, y únicos verdaderos perdedores de toda guerra, de toda crisis, son los pueblos. La gente que se desplaza normalmente por las calles, que trata de hacer su día a día, aquellos que al caerles la bomba no quedan más que en la obscuridad...


...y el olvido.

"Se apagaron las llamas, pero el dolor continua" R. Waters.

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